Todo esto le llega al estadounidense menos de dos años después de la delicada operación a la que fue sometido para extirparle un tumor cerebral

Gary Woodland vivió este viernes una de esas jornadas que alimentan la ilusión. En la segunda ronda del Wyndham Championship, el estadounidense firmó una tarjeta de 64 golpes -la mejor de su carrera en Sedgefield Country Club– y se colocó con -9 en total, dentro del Top 10 provisional. Pero más allá de los números, la ronda estuvo marcada por un momento mágico; un albatros en el hoyo 5, uno de los logros menos frecuentes en el golf.
Desde 170 metros (186 yardas), y con un hierro 7 en las manos, Woodland la dejó caer exactamente como quería: tres yardas corta del hoyo (un metro). No lo vio entrar, pero el rugido del público le confirmó lo que sospechaba. “Fue un buen golpe, pero también tuvo mucho de suerte. Uno de esos que recordaré siempre”, reconoció entre sonrisas.
Este es el 144º albatros en la historia del PGA Tour desde 1963 y el tercero en esta temporada
Este es el 144º albatros en la historia del PGA Tour desde 1963 y el tercero que se registra esta temporada. Curiosamente, es el segundo que se logra en ese mismo hoyo desde 2017; cuando Johnson Wagner hizo historia con otro albatros en la segunda ronda.
No es la primera vez que Woodland emboca desde tan lejos con ese palo: ya lo hizo siendo adolescente en Shawnee Country Club (Kansas), también con un hierro 7. “Parece que es un palo con suerte”, bromeó.
Situado en el puesto 75 de la FedEx Cup antes del torneo; Woodland busca meterse entre los 70 mejores para asegurar su presencia en el FedEx St. Jude Championship de la próxima semana. Pero, pase lo que pase, su temporada tendrá continuidad como vicecapitán de Keegan Bradley en la Ryder Cup de 2025.
Todo esto llega menos de dos años después de la delicada operación a la que fue sometido para extirparle un tumor cerebral. Una intervención que dejó una cicatriz con 30 grapas y un hueco del tamaño de una pelota de béisbol. Desde entonces, la recuperación ha sido tan física como mental. “Estoy cansado. Mi cerebro está cansado”, reconoció tras la vuelta. “Pero me siento afortunado de seguir jugando a esto”.
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