Cuatro españoles serán finalmente de la partida en los match play del Belgian Knockout, la parte final de un torneo que nos ha dejado la mala noticia de la retirada de Pablo Larrazábal tras resentirse de una vieja lesión en la muñeca. Y es que en esta segunda jornada sobre la hierba del Rinkven International los nuestros han hecho valer su gran papel en los primeros 18 hoyos del evento para formar parte de los 64 jugadores que se verán a partir del sábado las caras en los duelos directos por el título.
El mejor colocado de todos ellos ha sido Gonzalo Fernández-Castaño (69 golpes, -8), que se ha despedido con una magnífica tercera plaza después de cinco birdies y tres bogeys con los que ha vuelto a bajar de los 70 impactos para ser uno de los cabezas de serie de esta sección B, que recordemos se cruzará con los de la sección A en las eliminatorias directas en orden descendente -de tal manera que el capitalino, tercer clasificado, se enfrentará a uno de los jugadores que ha conseguido entrar por los pelos en la jornada del movimiento-.
Aunque lo importante, más allá de la clasificación momentánea, era entrar entre los mejores. Y si no que se lo digan a Nacho Elvira (68 golpes, -4), Adrián Otaegui (72 golpes, -3) y Pedro Oriol (70 golpes, -2) -en particular este último, que ha tenido que acudir a un PlayOff de desempate para ganarse una de las últimas plazas para los 1/32 de final-.
El cántabro, que debía ganarle de nuevo la partida al complejo belga tras el 70 del jueves, llevó a cabo unos espectaculares nueve hoyos finales para dejar atrás el +1 de la primera parte del recorrido y con cinco birdies consecutivos del 3 al 7 situarse definitivamente en el Top 13, cuatro posiciones por delante de un Otaegui que ha hecho los deberes a pesar de terminar sobre par.
Los que no han podido superar el corte han sido Alejandro Cañizares (69 golpes, -1), Iván Cantero (70 golpes, Par) y David Borda (74 golpes, +6) -además del mencionado Larrazábal-, todos ellos en la sección B, y Adri Arnaus (76 golpes, +7), único en la sección A, que se marchan del torneo con las manos vacías.