Tras situarse con uno bajo par en la cartulina, Will Gordon tenía ante sí una situación crucial en el hoyo 18. El norteamericano se enfrentaba a su tercer golpe con la obligación de hacer un approach y putt -lo que supondría un par- desde casi la grada para así no verse obligado a hacer las maletas antes de tiempo. Y entonces sucedió esto. Un golpe preciso del estadounidense, que botó la bola al comienzo de green, le sirvió para frenar cualquier posibilidad de ver peligrar su clasificación. De hecho, la bola acabó entrando para delirio de los espectadores y del propio Gordon, quien no pudo contener la alegría.