No le bastó a Louis Oosthuizen (68 golpes, -18) para renovar el torneo el haber cometido sólo un bogey en las 72 banderas disputadas. Ni siquiera le sirvió el grandísimo Hoyo en Uno convertido en la octava bandera del día. Todo estaba preparado para el triunfo de un sudafricano en el SA Open, pero la victoria no recayó en él, sino en un Branden Grace (62 golpes, -21) que se hizo grande sobre la hierba del Firethorn Course en la jornada dominical. Más bien, enorme. Porque Grace, quien partía a tres impactos de Oosthuizen, dio la gran exhibición de la semana para llevarse la primera victoria del año y la novena de su carrera en el European Tour.
Si algo tenía claro Grace en estos 18 hoyos finales es que, aprovechándose de que salía alejado de los focos del partido del día, podía hacer daño yendo algunas banderas por delante. Y así lo hizo a pesar de que las prisas por quererle restar desde bien temprano golpes al campo le ocasionó el inconveniente de anotarse un bogey con el que no contaba en el hoyo 2. Un punto de inflexión que asumió con naturalidad y que le hizo despegar hasta límites insospechados. A partir de aquí, el sudafricano se apuntó en la tarjeta un eagle y ocho birdies en las doce siguientes banderas para incluso soñar con tenerle entregar una tarjeta por debajo de los 60.
Sin embargo, el jugador local prefirió resguardarse sabiendo que su -21 podía ser más que suficiente para llevarse el título viendo cómo estaba transcurriendo la jornada en los partidos que venían por detrás. Y su intención no le falló un ápice. Porque al mencionado Hoyo en Uno de Oosthuizen tan sólo le siguió un birdie más en la undécima bandera que se antojó escaso para poder pelear por el título. Así pues, triunfo incontestable de Grace que inicia de la mejor manera un nuevo año entre la élite europea.
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