Las victorias morales no existen o si existen no suelen ser nunca agradables, pues significa un consuelo menor por algo más grande que no se ha podido conseguir. De esto puede escribir ahora mismo su experiencia el estadounidense Brian Harman, que vio cómo su compatriota Brooks Koepka le birlaba el triunfo en el último día de US Open pese a haber salido en el 1 con un golpe de ventaja respecto a sus perseguidores.
La falta de experiencia en estas lides y, sobre todo, el peor de los cuatro días sobre la hierba de Erin Hills le impidieron sumar su segundo triunfo del año –venció hace escasamente un mes en el Wells Fargo– y demostrar al mundo que a sus 30 años y pese a no haber accedido al fin de semana de un Grande desde el PGA Championship de 2014 –en 2015 no pasó ningún corte y tanto en 2016 como en el Masters de este año no participó- podía imponerse en un gran evento. Pero no pudo ser. Y pese al consuelo que le intentaron dar sus amigos y familiares, el jugador de Georgia se marchó con un mal sabor de boca.
“No creo en las victorias morales”, acertó a decir en un momento de la rueda de prensa posterior al torneo, del que cosechó una segunda posición compartida con Matsuyama. “Tuve una oportunidad hoy y no lo hice. Sin embargo, tampoco siento como si hubiese perdido un torneo. Brooks salió a jugar y lo ganó”, siguió el norteamericano, que vio en las salidas desde el tee su talón de Aquiles el domingo, un palo que hasta el último día le había ayudado a alcanzar el liderato.
No obstante, en el momento que su palo largo no encontró las calles del complejo de Wisconsin, la cosa se complicó cada vez más, hasta el punto de afectarle en el resto de facetas del juego. Así, pese a alcanzar el liderato transcurrida buena parte de la jornada, dos bogeys consecutivos de Harman unidos a los ya conocidos tres birdies seguidos de Koepka declinaron la balanza.
“Voy a seguir intentando demostrar lo bueno que soy y haciéndolo de la manera que sé, a ver dónde me lleva”, pronunció para concluir su comparecencia el golfista americano. Y es que es lo mejor que se puede hacer ahora. Desconectar, tomar algo de descanso y en nada estar atento a otra dura prueba en el circuito.