Lo podía tocar con las yemas de los dedos el sábado. Había acabado con seis bajo par, el mismo resultado que obtuvo el viernes, lo que le situaban con un total en la general de -16, con tres golpes de ventaja sobre su inmediato perseguidor. Sin embargo, el castillo de naipes se desmoronó en apenas unas horas.
Henrik Stenson terminó sucumbiendo al buen hacer de Matt Every, quien aprovechó el último hoyo del domingo para conseguir un birdie y completar la jornada en 66 golpes, lo que le valió para convertirse en el tercer jugador de la historia del torneo en defender el título de manera consecutiva. Stenson no pudo sobreponerse al mazazo que le provocó que la organización programara a última hora del domingo el partido estelar, lo que consideró “una gran decepción”.
“Estoy muy decepcionado con los funcionario del PGA Tour por ponernos esos horarios. Empezamos a las tres, con lo que se fue haciendo tarde y comenzaron a perseguirnos en la parte final del torneo. Ya es bastante estresante hacer los últimos hoyos sin reloj como para que encima te estén metiendo prisa. No vi la necesidad de que lo hicieran”, comentó un enfadado Stenson a los periodistas tras la finalización del campeonato. “Es una pena, porque me sentía bien y mis golpes estaban siendo acertados”, sentenció el golfista sueco, que firmó finalmente una tarjeta de -18, a un solo golpe del estadounidense Matt Every, quien se alzó con el torneo.
Por su parte, Rory McIlroy terminó a ocho golpes del ganador tras un cierre de domingo de 70 golpes. Sin embargo, el actual número uno del mundo mostró su satisfacción por recuperar sensaciones positivas de cara a Augusta: “He conseguido lo que quería en el torneo: firmar cuatro buenas rondas competitivas. He visto avances en algunas de las cosas sobre las que he trabajado durante la pasada semana, pero tengo que seguir mejorando mi juego”.