A pesar de que ya ha pasado año y medio desde aquel día, todavía nos sobrecogemos al recordar la trágica historia de Willard Hurley Jr., padre del jugador del PGA Tour Billy Hurley III. Esa rueda de prensa a la desesperada de un hijo en la previa del Quicken Loans National, esa colaboración ciudadana que al final terminó dando con él en una biblioteca a cientos de kilómetros de casa y, finalmente, el suicidio. Todo el circuito norteamericano lloró en aquel momento por un cabeza de familia que hasta sus últimos días lo dio todo por sus tres hijos, en especial por Billy.
El jugador de 34 años tenía una relación especial con su padre y, pese a que no pudo despedirse de él, el destino le correspondió en 2016 con un triunfo en el mismo escenario donde solo doce meses antes hacía un llamamiento para la búsqueda de su progenitor. El primer título de su carrera que, obviamente, tuvo una dedicatoria especial… Aunque de puertas para adentro. Y es que hasta la fecha ningún miembro de la familia Hurley había salido al paso para honrar la memoria de Hurley Jr. Sin embargo, ha tenido que ser Billy el que este martes se armara de valor para enviar una emotiva carta de despedida a su compañero de viaje a través de The Players Tribune.
En ésta, lejos de airear trapos sucios e incidir en las razones que le llevaron a acabar con su vida, el deportista estadounidense nos presenta a una persona cercana, cariñosa y a la que echa muchísimo de menos. “Tras 18 meses de leer historias acerca de su muerte, nuestra familia quiere recordarle de otra manera. En nuestra mente necesitamos que el mundo conozca cómo era realmente”, comenzaba diciendo el golfista norteamericano, que tras el incidente estuvo a punto de dar por finalizada su carrera profesional.
“Conseguí llegar al momento con el que todo golfista sueña, papá. Y sé que lo estabas viendo. Sé que tu sonrisa era tan grande como la nuestra. Lo único que faltó ese día fue tu mirada, tu ligera inclinación de cabeza y un apretón de manos. En tu funeral dije que tu legado no era solo lo que habías hecho en vida, sino la fe con la que llenaste nuestra familia. Sé que un día volveré a verte de nuevo. Sé que realmente este no es el final”, sentenció el deportista en su epístola. Un escrito cargado de sentimiento y escrito desde el corazón.