Si a lo largo de los años la Presidents Cup siempre se ha percibido como una suerte de “hermano pequeño” de la Ryder Cup, este año esa sensación se ha acrecentado a marchas forzadas con motivo de la fuga de talentos internacionales del PGA Tour al LIV Golf y, con ello, la prohibición de estos de participar en esta cita bianual. Los Niemann, Ancer, Smith o Grace son solo algunos de los nombres que a buen seguro hubiesen estado bajo las órdenes de Trevor Immelman esta semana en Quail Hollow Club si no llega a ser por el terremoto que ha sufrido el Golf mundial en los últimos meses.
De hecho, y a pesar de que el capitán del bando internacional ha reiterado en los últimos tiempos que había decidido no hablar de las ausencias, lo cierto es que las ruedas de prensa previas al inicio de la competición se están convirtiendo en un monográfico sobre los que no están. Y hace unas horas le ha llegado el turno a su compatriota Louis Oosthuizen, que tampoco formará parte del roster en Charlotte a pesar de que, en teoría, no incumplía ningún requisito que le impidiera participar en un campeonato en el que ha sido un fijo en sus últimas ediciones.
Sin embargo, y pese a que todo parecía indicar que la renuncia al PGA Tour previa a las sanciones lo convertía en elegible -en el bando internacional no hay ningún requisito que establezca que los jugadores tienen que ser miembros del PGA Tour-, lo cierto es que Immelman se encargó de arrojar luz al conflicto con su compatriota. “Tengo entendido que realizó algunos anuncios y permitió que se usara su imagen en diferentes campañas de marketing cuando todavía no había renunciado a su membresía, por lo que se expuso cometió algunas infracciones”, señaló. De esta manera, se desvela uno de los misterios que estaban persiguiendo a la presente edición de la Presidents.
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— Presidents Cup (@PresidentsCup) September 21, 2022