Julie Inkster ha hecho despegar al Team USA. Y es que por segunda ocasión consecutiva la capitana de Estados Unidos ha conseguido guiar a su equipo hacia la Solheim Cup, mostrando al mundo el enorme talento de jugadoras veteranas como Cristie Kerr, Michelle Wie o Paula Creamer mezclado con el de recién llegadas como Austin Ernst o Angel Yin. Absolutamente todos vibramos la pasada semana con una competición mágica, única en el mundo podríamos decir, con un gran seguimiento a través de la televisión y de las redes sociales.
Es por esto que Inkster aprovechó en la rueda de prensa posterior a la victoria para hacer balance de la semana y de lo que le queda al Golf femenino para recibir el respeto que merece por parte de todos. “Como mujeres golfistas siempre siento que no nos dan lo que nos merecemos, y eso me fastidia”, comenzó diciendo el timón que ha llevado a Estados Unidos a conquistar su décimo trofeo en quince ediciones.
“Incluso desde el PGA Tour me atrevería a decir que no tenemos el respeto que merecemos. Lo voy a decir, aunque creo que no debería, pero no entiendo cómo todas esas compañías que apoyan al Golf masculino no hacen lo mismo con la LPGA. Me molesta porque creo que tenemos un buen producto, creo que hacemos un montón de cosas realmente buenas y creo que el Golf es fantástico. En definitiva: creo que lo merecemos”, sentenció Inkster.
Y lo cierto es que los números no engañan. Este año tan solo ha habido dos eventos en el circuito femenino que han traspasado la barrera de los 3,5 millones de dólares en premios, una cantidad que en el circuito masculino solo no se ha visto superada en dos ocasiones –Puerto Rico Open y Barracuda Championship, ambos coincidentes con un torneo de mayor categoría-. Unos datos que merecen reflexión.