El golf es un deporte muy peculiar. Solo así puede explicarse que un golfista que en los últimos nueve torneos no ha podido pasar el corte, en el que hace diez no solo acceda al fin de semana, sino que se lleve el campeonato haciendo un gran juego. Esto es exactamente lo que sucedió hace unas horas en el Wells Fargo Championship.
El estadounidense James Hahn (-9), quien se encontraba al acecho de Rickie Fowler (-7) en la ronda sabatina, ha aprovechado la oportunidad que le ha brindado el californiano con sus fallos y, poco a poco, ha comenzado a hacerse hueco en la cabeza hasta que ha dado el zarpazo definitivo en el PlayOff de desempate.
Y eso que la vuelta de Hahn no fue una de las más destacadas del día –sumó un eagle, tres birdies y otros tantos bogeys-, pero supo estar en el momento adecuado donde hizo falta y le levantó el torneo a Fowler y a Roberto Castro (-9), que se las prometían muy felices actuando desde el partido estrella del día. Especialmente traumático fue lo del segundo, que a falta de tres hoyos por disputar marchaba con dos golpes de ventaja en su marcador y dando muestras de que podía llevarse su primer triunfo en el PGA.
Craso error. Dos bogeys consecutivos en el 16 y el 17 devolvieron la tabla a la equidad en la cabeza y el consecuente desempate. Y aquí, la dinámica mental de Castro le ha acabado jugando una mala pasada. El par 5 del 18 dictó sentencia y con un birdie Hahn se proclamó campeón sobre la hierba del Quail Hollow Club, su segunda victoria profesional tras el Northern Trust Open de 2015.
Quienes tampoco quisieron perderse la oportunidad de estar entre los cinco mejores fueron Justin Rose (-8), Phil Mickelson (-7) y Rory McIlroy (-7) –estos dos últimos han entregado con -6 dos de las mejores tarjetas del día-. Rickie Fowler (-7), que se vino abajo con el paso de los minutos, también compartió mención en el T4 junto al norirlandés y Lefty, pero en función de cómo se ha desarrollado el torneo seguro que no está para nada contento.