Bien es cierto que no pilló a nadie por sorpresa, pero la retirada de Tiger Woods en el Augusta National no dolió menos por ser esperada. Después de todo, y tras lo visto en sus primeros 36 hoyos, la vuelta del californiano al primer Major del año -y, sobre todo, su enorme lucha para llegar al fin de semana-, lo habían situado como uno de los grandes atractivos sobre el complejo de Georgia para las horas finales del campeonato. Sin embargo, todo lo ocurrido con la suspensión momentánea del juego el sábado terminó por mermarle.
Tiger dijo basta el sábado después de verle cojear ostensiblemente y fue el domingo cuando, a través de las redes sociales, dio a conocer que se había visto obligado a poner fin a su periplo en el Masters debido a una fascitis plantar que ya le ha atormentado en el pasado. Una lesión con la que suma su segunda retirada en los cuatro últimos Major después de la que se produjo en Southerns Hills durante el último PGA Championship. Retirada de la que hace escasas horas hemos conocido el motivo real gracias al testimonio de Jason Day.
Y es que el ex número uno del mundo australiano charló con los periodistas tras su participación en el Masters de Augusta y dio a conocer una conversación que mantuvo con Tiger a finales del pasado año: “Me confesó que la razón por la que había decidido no participar las últimas horas del evento era porque un clavo había atravesado su piel”, señaló el deportista oceánico, que lamentó no haber podido ver al campeón californiano en la ronda dominical.
“El sábado se le vio trabajar muy duro. Obviamente, en su estado actual, para él se le hizo cuesta arriba. Tuvo que jugar por la mañana, descansar y volver a salir al campo. No eran las mejores condiciones para él. Es decepcionante, pero el cuerpo manda y cada uno sabe hasta dónde puede llegar”, sentenció.
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