Cuatro golpes como cuatro soles. Esta es la ventaja con la que partirá Jon Rahm (68 golpes, -12) en lo más alto de la clasificación los últimos 18 hoyos y la que confía en mantener para hacer historia. Por una parte, para imponerse en el que ha sido denominado mejor campeonato regular de la historia del PGA Tour; por otro, para igualar a su ídolo Seve Ballesteros al convertirse en el segundo español en toda la historia en acceder al número 1 mundial –eso sí, sería el único en hacerlo tras cosechar un triunfo-.
Lo veníamos diciendo desde el jueves: Jon tiene otra mirada esta semana. Nunca se le han podido reprochar las ganas con las que salía al campo, pero la jornada del pasado domingo sobre Muirfield Village fue un punto de inflexión en su comportamiento sobre el terreno de juego. Y este sábado ha vuelto a hacer gala de él. Allá donde la práctica totalidad de jugadores sufrió para situarse en una posición cercana al par –sólo una veintena de golfistas consiguieron vueltas por debajo del par del campo-, el León de Barrika volvió a ser uno de los mejores.
Una gran exhibición que tuvo lugar en la segunda parte del recorrido –en la primera el vizcaíno se anotó un birdie y un bogey– después de que el actual número 2 del planeta sellara cuatro aciertos de manera consecutiva entre el 13 y el 16 que dinamitaron la clasificación. Sobre todo después de que tanto Ryan Palmer (73 golpes, -8) como Tony Finau (73 golpes, -8) la pifiaran al final de sus vueltas para quedarse en el -8, eso sí, con un cómodo colchón de golpes con respecto al grupo perseguidor.
Fueron aproximadamente tres cuartos de hora en los que a Rahm parecía salirle todo y con cualquier tipo de golpe. Salidas a calle, approaches, recuperaciones y hasta un toque en el green propio de las grandes ocasiones. Un tiempo que el español aprovechó para desmarcarse y ser el único en alcanzar los dobles dígitos en negativo. De esta manera, JR tiene ante sí la oportunidad que llevaba esperando meses y una nueva ronda en negativo podría acercarle mucho al sueño. Sergio García (73 golpes, +2), segundo y último miembro de la Armada el fin de semana, volvió a perder la partida con el complejo de Ohio y se instala en tierra de nadie en el Top 37.