Hacía mucho, muchísimo tiempo que en España no se hablaba tanto de Golf. Años que los amantes de este deporte no saltaban de sus asientos con un putt de un compatriota y bastante más que no trasnochaban para ver la parte final de un campeonato disputado más allá del charco. Todo esto es otra de esas hazañas que bien podría meter en el zurrón de éxitos Jon Rahm y que estamos seguros que nos va a hacer volver a vivir más pronto que tarde. Y es que el juego llevado a cabo esta semana por el vizcaíno ha rallado lo extraordinario y ni siquiera la parte inicial de esta final puede deslucirlo.
Rahm ha logrado un brillante subcampeonato en el WGC-Match Play que se ha disputado en Austin, un evento en el que solo ha claudicado ante el número 1 del mundo y en el que incluso llegó a protagonizar un conato de remontada después de estar a punto de levantar los cinco hoyos de desventaja que llegó a tener antes de salir al tee del 9. Los nervios, un elemento del que ni los grandes pueden librarse, le han jugado al golfista de Barrika una mala pasada antes de llegar al ecuador del envite. Escapadas desde el tee, approaches que no encontraban el camino del green e incluso putts –uno de los palos preferidos por el español- se escapaban ante su mirada de asombro.
Y Dustin Johnson, que hasta el momento apenas había inquietado, se colocó sin comerlo ni beberlo con cinco de ventaja con diez hoyos por jugar. Todo estaba cuesta arriba: resultado, público, inexperiencia… Pero aun con esas Rahm se las apañó para volver a la vida a base de fe y casta, ese elemento que diferencia a los grandes ganadores del común de los mortales.
Birdies al 10, al 13, al 15 y al 16 y el partido que volvía a colocarse en un pañuelo. Pero no pudo ser en el 18. El vasco fue muy agresivo con el driver desde el tee, al contrario que su rival, que prefirió asegurar con un hierro. La jugada le salió bien a Rahm, que se encontraba en el collarín del green y le hacía falta un up&down o, lo que es lo mismo, un approach y putt para forzar el desempate. Y la diosa fortuna impidió el milagro. Cuando el español golpeó la bola un fuerte sonido irrumpió de pronto –el viento cerró de golpe la puerta de uno de los urinarios portátiles- y el impacto de nuestro héroe se quedó corto y con él toda posibilidad de jugársela ante Johnson en la muerte súbita.
No se le puede reprochar nada a Rahm y a buen seguro que esta experiencia –su segunda en un Campeonato del Mundo, de los que se ha llevado un tercer puesto y un segundo- le servirá para seguir aprendiendo y darnos muchas alegrías en un futuro cercano. Una brillante actuación que tiene como gran premio colocarse como 14º golfista del planeta, una hazaña impensable cuando debutó hace apenas 39 semanas en el mundo profesional.
En el partido de consolación Bill Haas se deshizo por 2&1 del japonés Hideto Tanihara para subirse al tercer escalón del podio.
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