¿Algún hater en la sala? Esta pregunta la podía haber realizado perfectamente hoy el jugador texano tras su paso triunfal por el 18. Y es que, después de semanas dándole vueltas a la cabeza y teniendo que soportar a cientos de personas que, escondidos tras un perfil en las redes sociales, le increpaban e insultaban, Jordan Spieth (-17) ha dado un puñetazo sobre la mesa. El golfista estadounidense ha entregado la segunda mejor tarjeta del día con 65 golpes –cinco por debajo del par- para sumar su séptimo título en los últimos 14 meses y llegar a la decena de triunfos en su corta pero exitosa carrera profesional.
Nadie ha sido capaz de toserle a Spieth sobre la hierba del Colonial en esta jornada dominical. Ni siquiera cuando realizó su primera parte del recorrido logrando el par en cada uno de los 9 hoyos. El jugador de 22 años tenía claro desde el principio cuál era su plan, y lo ejecutó a la perfección. El de Dallas destapó el tarro de las esencias con tres birdies consecutivos en el 10, el 11 y el 12 para situarse líder y, pese a que titubeó con el bogey en el par 3 del 13, se echó el campeonato a la espalda y tres birdies seguidos en el 16, 17 y 18 pusieron la rúbrica a cuatro meses de sequía.
De poco sirvió el esfuerzo titánico de Harris English (-14), segundo clasificado y uno de los golfistas que le puso a Spieth las cosas más difíciles. Tampoco Ryan Palmer (-13) ni Webb Simpson (-13). Este evento tenía grabadas a fuego las iniciales de la estrella texana, que comienza a calentar motores para su defensa del US Open sobre la hierba de Oakmont en apenas tres semanas.
Y lo ha hecho de la mejor manera. Dando un recital con todos los palos –especialmente con el putter, su asignatura pendiente en los postreros eventos- Con Day, McIlroy y Spieth habiendo vencido en el último mes nos sobran las horas para que todo arranque en Pittsburgh. De momento toca esperar.