Nuevos cambios para la vida de Justin Rose, que sigue buscándose después de unos últimos meses en los que no ha brillado precisamente sobre los campos de Golf -su último triunfo data de enero de 2019, cuando se impuso en el Farmers Insurance Open aventajando en dos impactos a Adam Scott-. Y es que si hace unas semanas era Honma, uno de sus patrocinadores principales, el que llegaba a un acuerdo con el inglés para la rescisión del contrato que unía a ambos, en esta ocasión le ha llegado el turno a su entrenador de swing.
Y es que, según lo comentado por el propio Rose hace unas horas al Telegraph, la relación entre el británico y el histórico Sean Foley ha acabado de mutuo acuerdo después de más de once años. Una decisión que ha venido motivada, sobre todo, por la pandemia que ha separado al canadiense y al europeo por un período superior de tres meses. “He pasado los últimos 90 días trabajando en mi juego en casa”, reconoció el inglés durante la entrevista.
“Realmente progresé mucho y quería mantener ese impulso en mi regreso a la competición en Fort Worth. Sentí que era un buen momento para tomar un control completo de mi swing y mi juego. Es una idea que Sean siempre ha querido para mí”, matizó el vigente campeón olímpico, cuyo tercer puesto en el Colonial defiende de momento esta importante decisión. Y es que su gran inicio el jueves -terminó la jornada líder- ya hizo presagiar el buen resultado que se acabó materializando el domingo al quedarse a sólo un golpe de disputar el desempate junto a Berger y Morikawa.
No obstante, no hay que olvidar que de la relación entre Rose y Foley nacieron sus diez títulos en el PGA Tour –US Open de 2013 incluido-, además de cinco períodos diferentes como mejor jugador del planeta, de la FedEx Cup de 2018 y de la ya mencionada medalla de oro en Río de Janeiro. “Estoy muy agradecido por los éxitos que tuve bajo su tutela. La puerta estará siempre abierta para cuando tenga una duda o necesite su ayuda, ya que seguirá siendo uno de mis amigos más cercanos”, sentenció.