Todavía queda un mundo para ser testigos de la Ryder Cup de 2024, pero el vigente campeón del PGA Championship ya va calentando motores sobre lo que a buen seguro será una grata experiencia para los equipos que se vean las caras sobre la hierba del Black Course de Bethpage –sobre todo si la USGA prepara el recorrido de la misma manera que lo ha hecho la organización esta pasada semana-. Principalmente para Brooks Koepka quien, además de conseguir el récord del complejo durante el día inaugural de la competición, dejó patente lo bien que se le da el campo neoyorquino con una ronda de viernes que dejó prácticamente visto para sentencia el campeonato.
“Le deseo buena suerte a Europa”, contestó BK con una sonrisa burlona a la pregunta de los periodistas sobre la dificultad de la que será sede del torneo dentro de cuatro años y medio. “Lo cierto es que tengo muchas ganas de jugarlo. Espero estar en el equipo pero, aunque no esté clasificado, quiero estar por aquí”, aseguró el nombre propio esta semana en la ciudad que nunca duerme. Una respuesta diametralmente opuesta a la efectuada por Eddie Pepperell y Rory McIlroy, dos jugadores llamados a ser pesos pesados del buque del viejo continente en futuras ediciones.
En el caso del inglés se limitó a responder un llamativo “espero no formar parte del equipo” –no es para menos después de no haber podido hacer el corte tras firmar un 76 y un 75 durante los dos primeros días-, mientras que el norirlandés directamente contestó un cortante “prefiero no hacer comentarios” después de no haber podido dar con la tecla del recorrido en los primeros hoyos. Unas declaraciones que despejan las dudas de a quién puede beneficiarle más el torneo en esta superficie.