Cuando Brooks coge la moto es muy difícil que alguien lo pare. Y lo volvió a demostrar este domingo, cuando tras unos segundos nueve hoyos primorosos consiguió llevarse a casa la quinta victoria de su carrera en el PGA Tour. Lo logró con una gran dosis de buen juego y con numerosas pruebas de que ahora mismo es uno de los mejores golfistas del planeta. Vean si no el enorme chip que embocó en el 16, su antepenúltima bandera en el CJ Cup.
Con un stance muy complicado y con la bola más alta que los pies, el jugador estadounidense fue capaz, no solo de salvar el par, sino de convertir un birdie que fue todo un bonus y que empezaba a teñir de rojo, blanco y azul el campeonato.