El planeta del golf femenino tiene nueva líder, la estadounidense Stacy Lewis, de 28 años. Natural de Toledo, Ohio, la chica rubia, de ojos azules y aparato ortopédico en la espalda, que halló en el golf su tabla de salvación, ha desbancado del trono mundial del golf femenino a la taiwanesa Yani Tseng, la asiática que ha dominado el ránking mundial las dos últimas campañas, durante 109 semanas consecutivas.
Lewis ganó con autoridad la LPGA Founders Cup, el torneo que se disputó en Phoenix, Arizona. Esta y la victoria de la semana anterior en Singapur le dieron el impulso hacia el lugar más elevado del podio.
Lewis es la séptima jugadora de la historia que alcanza el número uno mundial desde que existe el Rolex Ránking, junto a Yani Tseng, Annika Sorenstam, Lorena Ochoa, Jiyai Shin, Ai Miyazato y Cristie Kerr.
«Yo no debería estar aquí. No sé cómo ni por qué estoy aquí. Sé que hay una razón y sé que todo sucede por una razón. Cada revés que tienes en el camino, todo lo bueno que pasa, todo sucede por una razón», reflexionó Lewis, quien sumó su séptima victoria en el circuito estadounidense y segunda de 2013. Ver el RANKING Mundial
El éxito de Lewis es también el triunfo de la perseverancia ante las dificultades. Una escoliosis, una espalda retorcida, hizo que desde los 11 años y hasta los 21, Stacy tuviera anclada a la espalda un aparto de ortopedia durante 18 horas al día.
Lewis, que comenzó a jugar al golf a los 8 años, siguió mejorando con los palos, con entrenamiento y perseverancia hasta conseguir un logro que jamás soñó.
«No pude haber soñado de niña, con un soporte en la espalda durante 18 horas al día, con ser la número 1 del mundo. No sé qué decir, pero lo he conseguido», dijo Lewis, ganadora de un ‘major’ (Nabisco de 2011), al LPGA Tour.
La parte más anecdótica del episodio histórico para Lewis quedó empañada por el éxito final en Phoenix. Durante la tercera ronda, Lewis fue penalizada con dos golpes por culpa de su ‘caddie’, Travis Wilson. Este probó con los pies, entrando en un bunker, el tipo y la densidad de la arena. El hecho fue advertido por un espectador, quien lo puso en conocimiento de los jueces del torneo.