Muchos lo verán como un torneo más dentro del calendario del PGA Tour, pero para muchos jugadores es EL TORNEO -así, en mayúsculas y con luces de neón-. La razón es bien simple: con el Wyndham Championship se pone fin a una larga temporada regular que comenzó en el último tercio de 2018 y con él las posibilidades de muchos de retener los derechos de juego un año más en el mejor circuito del mundo. Para ello deben sumar los puntos necesarios para colarse dentro de los 125 mejores de la FedEx Cup, una tarea nada sencilla tal y como demuestra la historia.
Desde 2007 solo 32 jugadores han conseguido dar el sorpasso llegando desde fuera del Top 125 en este último torneo y clasificarse para los PlayOff de la FedEx Cup. Un promedio entre dos y tres jugadores por año que habla mucho de las complicaciones que tienen los jugadores si se dejan los deberes para el final. De hecho, este año nos encontramos con el caso de Alex Noren, que se encuentra en el mismísimo puesto 125 tras el magnífico Top 12 de la semana pasada en el WGC y que tendrá que defender su posición con uñas y dientes si no quiere pasar el disgusto de no competir con los mejores semana a semana el próximo curso.
El sueco tendrá que poner toda la carne en el asador si no quiere vivir la sensación que tuvieron hace doce meses Martin Piller y Tyrone van Aswegen, que cedieron sus posiciones a última hora a Nick Taylor y Harris English después de que estos acabaran en el octavo y undécimo lugar, respectivamente, y los mandaran de cabeza a la división de plata del PGA Tour. Un auténtico final de infarto del que seremos testigos a partir del próximo jueves.