Marta Sanz se encuentra en Nueva Zelanda, donde este viernes arranca su temporada en el Ladies European Tour. La jugadora madrileña del RACE está preparada para poner en marcha un año importante, el primero en el que podrá jugar todo el calendario del circuito sin restricciones.
El pistoletazo de salida no puede ser más interesante, lejano, sí, pero muy interesante. El ISPS Handa NZ Women’s Open, que se disputa en el recorrido Clearwater cuenta con la participación de algunas de las mejores jugadoras del mundo, aunque por encima de todas ellas está Lydia Ko, la Número Uno. “No sería un mal objetivo jugar con Lydia Ko el domingo. Sabiendo cómo se la da este campo me extrañaría que no estuviera en los últimos partidos el domingo, ¡y es ahí donde quiero estar!”, asegura a la Federación de Golf de Madrid.
Marta ha trabajado duro en invierno para llegar lista a este primer desafío importante de la temporada. Sus esfuerzos, junto a su equipo de trabajo, se han centrado en el trabajo físico y en el juego corto, dos factores en los que siente que ha mejorado mucho y confía en que se refleje en los resultados. “Estoy muy contenta con el trabajo que he hecho en pretemporada, especialmente el fisico y el juego corto. Me encuentro bien y espero que se vea reflejado durante toda temporada”, afirma.
La pequeña de las hermanas Sanz no ha dejado nada al azar en este estreno de temporada. Tanto es así que decidió viajar al otro lado del mundo una semana antes del torneo para adaptarse mejor al tremendo jet lag, seguramente uno de los grandes enemigos esta semana.
Hay que recordar que la diferencia horaria con Nueva Zelanda es de doce horas, es decir, exactamente al revés. “Este año nos hemos organizado para jugar la semana pasada en el Oates Victorian Open en Australia (torneo del Australian Ladies Professional Golf donde acabó 28ª con una gran tercera vuelta de 68 golpes) para que nos ayudase con el masivo jetlag y que no fuera tan brusco llegar a NZ”, explica.
Las consecuencia del jet lag no se conocen bien hasta que uno lo sufre en su cuerpo, así que quién mejor que Marta para contarnos qué hay que hacer para adaptarse lo mejor y lo más rápido posible al cambio horario. “Hay que ser muy disciplinado con estos cambios tan bruscos de hora, y no hacer caso a lo que te pide el cuerpo, ser paciente y respetar los horarios cuanto antes para que la adaptación te lleve tres-cuatro días en vez de una semana. Utilizamos bastante el físico y la nutrición para cansarnos y darle la sensación al cuerpo de que tiene que descansar diez horas antes de lo que debe”, añade. Aquí tienen un breve manual para combatir la diferencia horaria.