Mejor prevenir que curar. Esta frase la debió pronunciar en más de una ocasión durante la mañana del domingo el bueno de Jason Day. El número 1 del mundo, a pesar de su gran temporada en el aspecto deportivo –ostenta la primera posición en el ranking mundial ininterrumpidamente desde hace más de medio año-, no está pasando por un buen momento a nivel personal. Y no, no nos estamos refiriendo a su matrimonio, sino a sus continuas dolencias y lesiones. Este 2016 ya le hemos visto pasar por gripes, resfriados molestos… y por lesiones de espada. Muchas lesiones de espalda para ser sinceros. Y más tratándose de un jugador con solo 28 años de edad.
Ya lo vivimos en el WGC-Dell Match Play durante el primer día de evento –torneo que acabó conquistando ante Louis Oosthuizen, verdugo de Rafa Cabrera-Bello en las semifinales- y en el Masters de Augusta del mes de abril, cuando tuvo que realizar ejercicios en el suelo para no verse obligado a marcharse a casa antes de hora. Y hemos vuelto a ser testigos de algo similar hace unas horas en el Crooked Stick GC de Carmel (Indiana) donde, aprovechando que llevaba una actuación bastante floja hasta ese momento y sin ninguna opción de alcanzar a Dustin Johnson, decidió retirarse en mitad de la ronda para no dar más trabajo a su maltrecha espalda.
En los ocho hoyos disputados hasta ese momento acumulaba un +2 en el día, lo que hacía un total de tres bajo par en el torneo, a 16 golpes de la cabeza del mismo. Espetó un “hasta aquí hemos llegado”, recogió los bártulos y se marchó a casa, no sin antes comunicar que no había que temer por su participación en el Tour Championship de dentro de dos semanas en Atlanta (Georgia), donde estará junto a los otros 29 clasificados para optar al premio de 10 millones de dólares de la FedEx Cup.
Una cita de la que se ausentarán tanto Sergio García como Rickie Fowler, que se despiden del curso 2015/2016 en el país de las barras y estrellas al finalizar en los puestos 32 y 31, respectivamente, en esta clasificación.