Es una jugada maestra del comité organizador, que se adelanta a los golfistas que intentan sacar partido del reglamento sin romperlo

La Royal and Ancient no quiere que el último hoyo de The Open se convierta en una escapatoria para los más listos. En Royal Portrush, el mítico hoyo 18, “Babington’s”; se ha blindado con una medida que va directamente contra una práctica cada vez más habitual en los grandes campeonatos; el uso de las gradas como “salvavidas táctico”.
En vez de premiar la pillería, el diseño del campo penaliza ahora el error en el hoyo 18
El llamado grandstopping -cuando un jugador lanza la bola hacia las gradas con tal de obtener un alivio gratuito y cómodo- ya no será una opción atractiva. La R&A ha colocado las zonas de dropaje en lugares muy poco hospitalarios: pendientes irregulares, rough profundo y posiciones que complican incluso el simple hecho de apoyar el stance. La estrategia es clara: si buscas las gradas, lo pagarás.
Es una jugada maestra del comité organizador; que se adelanta a los golfistas que intentan sacar partido del reglamento sin romperlo. En vez de premiar la pillería, el diseño del campo penaliza ahora el error, aunque venga disfrazado de inteligencia táctica. En este Open, el último hoyo no será lugar para atajos ni escapismos. Aquí, hasta la grada castiga.
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