Si bien es cierto que todavía quedan tres eventos para poner fin a la temporada en la LPGA, nadie ha hecho tantos méritos como Ariya Jutanugarn para alzarse con el premio a la Mejor Jugadora del Año. Esto, unido a la diferencia insalvable de puntos respecto a sus rivales -este galardón, al contrario que en el circuito masculino, se otorga en función de la actuación de toda la temporada de acuerdo con una baremación– ha propiciado que este mismo martes la tailandesa haya sido anunciada como la ganadora del trofeo.
Con unos números de impresión en un año más abierto que los anteriores -hasta 24 jugadores diferentes han conquistado los 29 títulos hasta la fecha del presente curso-, la jovencísima jugadora asiática ha puesto el colofón a un 2018 que le ha visto levantar tres trofeos y en el que ha conseguido finalizar 15 veces en el Top 10 en los 29 torneos disputados -un T10 cada dos participaciones-. Todo ello ha provocado que consiguiera 219 puntos en la clasificación Rolex a Jugadora del Año, 83 más que la surcoreana Sung Hyun Park -que al no participar esta semana en Japón ha hecho matemático el triunfo-.
“Me siento muy bien al poder conseguir el premio por segunda vez y estoy muy emocionado por ello”, manifestó la tailandesa en cuanto se hizo pública la decisión por parte de la gira. “He jugado bien esta temporada y es un gran honor para mí volver a escribir mi nombre en el trofeo”, sentenció Jutanugarn en una semana en la que la alegría por volver a subir al número 1 del ránking mundial no ha llegado sola.