Desde que en el año 2020 se publicara el Proyecto de perspectivas de distancia, los órganos rectores de este deporte han estado haciendo cábalas acerca de cómo acabar con esa vorágine de largas distancias que se está viviendo en los últimos años. Pues bien, después de mucho meditar y de múltiples reuniones con jugadores, campos y fabricantes de materiales, este martes la USGA y la R&A han publicado un comunicado conjunto en el que se anuncia una propuesta que modificará las características de las bolas y que tendrá como único objetivo reducir la longitud de los golpes.
Una norma que entraría en juego a partir de una regla local y que solo afectaría a los torneos al más alto nivel, dejando a un lado a los aficionados. En ella, se plantea alterar las especificaciones de los esféricos, permitiendo a las mismas un carry (vuelo) de 317 yardas, pero no más de 320. Además, esto afectaría también a las condiciones a las que son probadas las pelotas -en la actualidad, con 120 millas por hora de velocidad de palo, 42 revoluciones por segundo y un ángulo de golpeo de diez grados-. Unos cambios que, según los firmantes del comunicado, provocarían una reducción en los jugadores de élite de entre catorce y quince yardas por drive.
“Las distancias en el golpeo han aumentado constantemente en los últimos 20, 40 y 60 años. Han pasado dos décadas desde la última vez que revisamos nuestros estándares sobre este apartado”, afirmó Mike Whan, director ejecutivo de la USGA. “Estos aumentos se convertirán en un problema importante para la próxima generación si no se abordan pronto. Estamos proponiendo implementar una serie de medidas con vistas al futuro y sin que estas tengan ningún impacto en el juego amateur. Creemos que es lo correcto”, continuó.
Unas palabras que entroncan con las declaraciones de Tiger en un ya lejano 2017, donde ya presagiaba los problemas que iba a acarrear este descontrolado aumento de distancias: “Necesitamos hacer algo con las bolas. En la actualidad, si queremos que los campos alberguen un campeonato, tienen que construirse de 7400 a 7800 yardas de largo. Y si el juego sigue progresando con ayuda de la tecnología, creo que el campo de golf de 8000 yardas no está tan lejos. Y eso da bastante miedo”, confesó el californiano hace ya seis años.
De momento, habrá un período de seis meses para recoger opiniones, esperando que los fabricantes de equipos se opongan fervientemente. De hecho, Titleist ya ha sido uno de los primeros en calificar negativamente la propuesta, argumentando que un retroceso en las distancias de las bolas acabaría provocando una pérdida para todos los jugadores, eso por no contar la bifurcación de normas que se produciría entre la élite y los aficionados. Un tema que seguro dará que hablar.
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