En mayo de este año Jason Bohn disputó el Colonial National Invitational Tournament en Fort Worth (Texas). Allí, cuatro buenas rondas le llevaron al segundo puesto, un golpe por detrás de Chris Kirk, compartido con Brandt Snedeker y Jordan Spieth, que seis semanas antes había roto infinidad de récords con su victoria en el Masters de Augusta.
Después de finalizar sus 18 hoyos, y mientras se dilucidaba si tenían que salir a jugar el desempate, Spieth se acercó a Bohn y le felicitó por su gran semana: “Buen trabajo, viejo”. Bohn se tomó con humor el adjetivo: “Este viejo te saca el doble de años y no has podido vencerle esta semana”.
Tenía razones para sacar pecho. A sus 42 años, Bohn no le había perdido la cara al torneo en ningún momento, a pesar de que sus facultades no eran las mismas que las de hacía unos años: “Se suele pensar que con 42 años no eres muy mayor para jugar al golf, pero cuando te toca competir semana tras semana contra chicos de entre 22 y 28 años se nota bastante la edad. La velocidad no es la misma y el cansancio, después de una jornada de golf, se hace notar”.
Esta afirmación es lo que convierte en especial su inicio de temporada en el PGA y respalda su decisión de 2012, cuando adoptó la medida de cambiar a todo su equipo de trabajo, empezando por su instructor de swing, que pasó a ser Mike Perpich. En ese momento, el golfista de Georgia estaba desesperado, tal y como afirma el propio Perpich: “Antes de golpear una bola, era raro que no dijera una frase del estilo ?voy a perder la tarjeta? o una cosa similar. Había que trabajar mucho, era un completo desastre”.
Un proyecto de dos años y medio que comenzó a ver la luz en el mencionado Colonial y que ahora se encuentra en su máximo esplendor, como señalan el tercer lugar en el Frys.com Open y los dos segundos puestos en el Shriners Hospitals for Children Open y en el OHL Classic. De hecho, su quinta posición actual en la lista FedEx le llevó a saltarse el RSM Classic, uno de sus torneos favoritos, para disfrutar junto a su familia de un crucero por el Día de Acción de Gracias. Se lo ha ganado. Ahora el tiempo está de su lado.