Si la semana pasada hubo un jugador profesional en el mundo entero que maldijo su mala suerte ese fue el deportista indio. Anirban Lahiri no pudo reprimir la rabia después de su enorme esprint final para intentar atrapar al tailandés Tavit Tangkamolprasert, que se impuso finalmente en el Venetian Macao Open en un apretado PlayOff final ante el jugador nacido hace 29 años en Pune. Pero más allá de que Lahiri no pudiera sumar su octava victoria en el circuito, quedará para la retina de los aficionados su excelso final de recorrido en el que logró ¡siete birdies consecutivos para forzar el desempate!
Y tras la euforia, el llanto. El hoyo 18, el mismo que le había visto celebrar con emoción su séptimo rojo consecutivo en la tarjeta, le quitaba de golpe la sonrisa de la cara después de llevarse su bola hacia uno de los obstáculos de agua. La tristeza era patente. Una amarga sensación que le hizo escribir horas después esta frase en su perfil de Twitter: “Este ha sido un día que siempre recordaré por sus cosas buenas a pesar de la angustia y de la decepción producidas”. Un sabor agridulce que tardará tiempo en asimilar.