Por segunda semana consecutiva el jugador indio tenía ante sí una gran oportunidad de añadir un trofeo más a sus ya cargadas vitrinas. Sin embargo, por H o por B siempre le termina surgiendo un contratiempo que le impide disfrutar la victoria. En Macao fue una bola al agua en el primer hoyo del PlayOff de desempate después de haber hecho un esfuerzo titánico con siete birdies en las siete últimas banderas. Y en Malasia el causante ha sido, en gran parte, uno de los árboles del par 5 del hoyo 3 del TPC Kuala Lumpur, el más sencillo de toda la semana para los jugadores si nos remitimos a las estadísticas.
Lahiri se las prometía muy felices en la última jornada del CIMB Classic. Durante las tres rondas anteriores había dado un muy buen nivel sobre la hierba y acariciaba la copa después de que iniciara su última vuelta con cuatro golpes de ventaja respecto a Justin Thomas y Russell Knox, sus dos grandes perseguidores. Pero todo cambió en un abrir y cerrar de ojos. El tiempo que tardó en conectar desde el tee de salida de la tercera bandera un golpe que hizo desaparecer la bola. Para hacer honor a la verdad todo el mundo sabía dónde estaba –incluso el propio deportista asiático-, pero ni el mejor de los atletas podría haberla jugado desde el árbol.
Esta bandera acabó con un dolorosísimo cuádruplebogey que le hacía descender puestos en la tabla en detrimento de Thomas, al que ya no le fallaron las fuerzas y consiguió revalidar el título logrado hace apenas doce meses. La fotografía resume a la perfección el sentir de Lahiri en ese momento, un instante en el que vio pasar en diapositivas momentos de sus anteriores 56 hoyos y desde el que apreció cómo se desvanecía la oportunidad de sumar su primer título en el circuito norteamericano.