Donde alumbraban los focos en el estreno del torneo en Abu Dabi (Tiger y Rory McIlroy) no se vio golf interesante, y donde había menos luz surgió el mejor juego (Jamieson, Rose y Larrazábal). Tiger despachó su estreno en 2013 al par del campo y el nº 1 del mundo acabó con +3 (75 golpes).
Por donde se caminaba con sosiego en el Abu Dabi Golf Club, lejos de los dos mejores golfistas del momento, surgió un español, Pablo Larrazábal, quien se situó en vanguardia con 68 golpes y a uno de los líderes, el escocés Scott Jamieson y el nº5 del mundo, el inglés Justin Rose.
McIlroy suspendió en la primera manga. “Me he sentido como si estuviera un poco oxidado”, comentó nada más terminar su vuelta al Tour Europeo el jugador de 23 años, quien no compite desde su victoria en Dubai a finales de noviembre.
Con sus nuevos palos en la bolsa, el norirlandés cometió dos doble ‘bogeys’ como lo peor en sus máculas (hizo un fuera de límites) y descendió hasta el puesto número 88. Solo dos españoles caminan peor que el norirlandés, José Manuel Lara con 76 golpes -empatado con el capitán Ryder Paul McGinley– y Nacho Garrido.
En cuanto a Tiger, al menos supo ‘nadar’ en el desierto y guardar la ropa. Firmó el mismo número de ‘birdies’ que de ‘bogeys’ (cuatro) y la veteranía fue para él un grado en medio de tanta temperatura generada en las últimas semanas por el primer enfrentamiento del año entre las estrellas más rutilantes del escaparate del golf mundial y por el ‘rough’. El estadounidense usó más la madera cinco que nunca, como estrategia para atrapar las calles.
Larrazábal comenzó bien en Abu Dabi, y jugó sobresaliente entre los hoyos 9 al 18 (4 ‘birdies’). Gonzalo Fernández-Castaño está en el top’10 con 70 golpes (-2) y junto al barcelonés son los únicos del octeto de españoles que figuran bajo el par después de los primeros 18 hoyos en el desierto.