La empresa de conseguir la Race to Dubai es muy difícil. Como ya adelantamos hace unos días, para que Sergio García (70 golpes, -2) conquiste el trofeo a la regularidad del European Tour deben darse una serie de circunstancias que pasan todas ellas porque el castellonense consiga la victoria sobre la hierba del Jumeirah Golf Estates -algo que no ha conseguido ningún español, salvo Álvaro Quirós en 2011-. Y lo cierto es que, para colmo, la ronda del jueves no comenzó nada bien.
El último ganador del Masters, que salía en el penúltimo turno del día junto a Jon Rahm (69 golpes, -3) cometió dos bogeys en las dos primeras banderas que le colocaron muy lejos de la cabeza. Dos fallos consecutivos que, sin embargo, en lugar de hundirle le espolearon. No volvió a ceder un solo golpe en el complejo dubaití. A partir de aquí, se armó de valor y jugó su Golf para convertir cuatro birdies que le colocan dentro del Top 21 con todavía tres rondas por disputar.
Pero, y aquí es donde radica el quid de la cuestión, Justin Rose (66 golpes, -6) -uno de sus rivales por el triunfo final en el circuito- se ha propuesto luchar con uñas y dientes por un galardón al que ni siquiera aspiraba hace un mes, antes de sus triunfos en China y Turquía. Ahora, recuperado completamente de su lesión y en el mejor momento de la temporada, parece que ha dado un golpe sobre la mesa para salirse con la suya en Jumeirah, algo que le posibilitaría no depender de terceros en la comentada Race to Dubai.
El inglés se ha colocado segundo con una gran ronda, solo superado por la del estadounidense Patrick Reed (65 golpes, -7), cerrándole prácticamente las puertas del sueño a Sergio toda vez que Fleetwood (73 golpes, +1) no ha terminado de arrancar y ocupa el T41.
Aunque dejémonos de lamentaciones y disfrutemos con el gran papel desempeñado por el mencionado Rahm y Pablo Larrazábal (69 golpes, -3), mejores jugadores de la Armada en este inicio de torneo. El catalán, que consiguió ponerle fin al trágico comienzo de campeonato de las últimas semanas, se valió de un fuerte arranque con dos birdies en las otras tantas banderas -que adornó con un gran eagle en el 14– para mantener a raya una tarjeta que le sitúa en el T16, mismo puesto que el vizcaíno al alternar este una cartulina con seis birdies y tres bogeys.
Adrián Otaegui (71 golpes, -1) también pudo terminar por debajo del par gracias a un birdie en la parte final de su vuelta, mientras que Cabrera-Bello (73 golpes, +1) se va al positivo después de un complicado inicio con tres bogeys sin aciertos en las seis primeras banderas.