Corría el año 1999. Los mejores del mundo estaban sobre la hierba del Augusta National en plena irrupción del fenómeno Tiger Woods -no en vano el californiano se había hecho con su primera Chaqueta Verde solo dos años antes-. Los Bernhard Langer, Nick Price, David Duval y compañía veían aparecer en el histórico evento a algunos jóvenes valores que irrumpían con fuerza como Matt Kuchar, Sergio García -mejor amateur-, Thomas Bjorn o Phil Mickelson, que en aquel momento contaba con solo 28 años.
Pero el que iba a brillar con luz propia fue un español llamado José María Olazábal, quien un lustro antes ya había conseguido vencer a las adversidades para llevarse a casa su primer Grande. El golfista de Hondarribia se subió a la primera plaza al término de la segunda jornada y ya nadie tuvo juego suficiente para discutirle la victoria. Y eso que la ronda dominical no empezó todo lo bien que hubiese deseado con tres bogeys consecutivos en el 3, el 4 y el 5 que le descendieron al segundo escalón del podio.
Poco duró el desconcierto, pues Ollie se puso rápidamente el mono de faena y logró cuatro birdies sin errores en el resto hoyos que le auparon al primer lugar, dos impactos por delante de Davis Love III.