Nunca dejará de sorprendernos. Por mucho que nos intentemos convencer a nosotros mismos de que ya no habrá nada que nos impacte de Phil Mickelson, siempre se saca de la chistera un nuevo truco de magia con el que impresionar al respetable. El último de sus shows lo dio el pasado domingo durante la disputa del Wells Fargo, de donde sacó un meritorio Top 5 después de que en el 18 coqueteara con el bogey en varias ocasiones.
Todo empezó como suelen empezar estas cosas, con un error en su golpe de approach mientras se encontraba buscando el green. La bola salió a la izquierda de la zona de bandera con la mala suerte de que, en lugar de instalarse en el rough, la pelota se posó en las rocas -al menos no cayó en el agua-. Y Lefty, en lugar de lamentarse, lo acabó agradeciendo. Más que nada porque pudo sacar a pasear la enorme clase que atesora.
Vio que había hueco para meter el palo por debajo y allá que fue, con el agravante de que quiso que entrara también en juego otra roca que estaba al lado para intentar conducir el esférico lo máximo posible hasta el agujero. Dicho y hecho. El genio de San Diego no solo dejó la bola en green, sino que fue capaz de embocar el putt para salvar el par y su quinta plaza.
“Salió como se había planeado en un principio”, reconoció a los periodistas tras la finalización de su ronda. “No es algo que ahora practique mucho, pero cuando era niño hice un montón de golpes así”, sentenció. Y lo cierto es que no nos extraña lo más mínimo.