Tras perder la oportunidad de estar en el último US Open celebrado en Erin Hills debido a la celebración de la graduación de su hija mayor y de romper formalmente la relación que le unía con Jim “Bones” Mackay, su caddie desde que se convirtiera en profesional allá por 1992, Phil Mickelson no deja de ser noticia en los medios de comunicación. Eso sí, esta vez dejando los temas extradeportivos a un lado y centrándose estrictamente en el terreno competitivo… Aunque no exactamente en lo que se refiere al PGA Tour.
Y es que hace escasas horas hemos tenido constancia de que el zurdo de San Diego, uno de los jugadores con más recursos en las inmediaciones de green de las últimas décadas, competirá junto a tres jugadoras la próxima semana en la previa del Women’s PGA Championship, segundo Major del curso femenino, en un concurso de habilidad. Acompañado por su hermano Tim, que como ocurriera en el WGC-México Championship será el encargado de llevarle la bolsa ante la ausencia de un nuevo caddie, el excelso golfista norteamericano tratará de impresionar al público con tres pruebas de armas tomar.
Los desafíos serán cronometrados y versarán sobre diferentes situaciones. La primera de ellas será realizar un chip a un objetivo marcado, la segunda llevar a cabo un flop shot –van a tener delante al auténtico rey- por encima de una pared de unos dos metros y medio y la tercera medirá la potencia con la rotura de paneles de cristal. Un duro desafío para el que ni mucho menos estará solo.
Junto a él, la ex número 1 del mundo Lydia Ko, la local Stacy Lewis y la vigente campeona del Major y última ganadora en un torneo de la LPGA, Brooke Henderson, tratarán de ponerle las cosas difíciles al zurdo sobre la hierba del campo sur del Olympia Fields de Illinois, un complejo del que Mickelson no tiene muy buenos recuerdos al acabar en el T55 en el US Open disputado en 2003. Pero ya saben: al mal tiempo, buena cara.