Con 25 años acumula ya la nada desmerecedora cifra de once títulos en la LPGA -incluido un Major en el Kraft Nabisco Championship de 2014, lo que a partir del año siguiente se convirtió en el ANA Inspiration-. Sin embargo, Lexi Thompson paró en seco su progresión en junio de 2019, cuando se adjudicó el ShopRite LPGA Classic, el último torneo que aparece ahora mismo en su vitrina. Es por esto que la estadounidense ha decidido apostar a caballo ganador de cara al US Women’s Open que tendrá lugar esta semana, último Major de un extraño 2020.
Y es que la actual número 11 del mundo contará para tratar de conquistar su segundo Grande con la ayuda de Tim Tucker, caddie de un Bryson DeChambeau que hace unos meses logró la victoria en el Winged Foot neoyorquino siendo el único en todo el campo en finalizar los 72 hoyos con guarismos negativos. Una noticia publicada por la propia USGA y que se explica mucho mejor cuando nos percatamos que tanto el pegador californiano como la deportista de Florida comparten el mismo representante, David Falkoff.
Esto, unido a que la golfista se quedó sin caddie en el mes de septiembre tras la renuncia de Benji Thompson para trabajar con Kevin Chappell en el PGA Tour, ha provocado que la jugadora norteamericana haya tenido que recurrir a soluciones alternativas en los últimos meses como requerir la ayuda de su hermano Curtis Thompson -ganador esta temporada en el Korn Ferry Tour– para llevarle la bolsa en el reciente Pelican Women’s Championship -una circunstancia que se repetirá dentro de siete días en el CME Group Tour Championship-.
Así pues, Lexi Thompson llega a su decimocuarta aparición en el US Women’s Open con todo un caddie de garantías y con la intención de mejorar el subcampeonato logrado en la edición del año pasado para llevarse a casa un nuevo Major en su corta pero prolífica carrera.