Ya decíamos hace unas horas que teníamos que vivir una jornada extraordinaria para albergar esperanzas de poder retener la Ryder dos años más… pero no pudo ser. La estrategia de Darren Clarke de poner la artillería pesada al principio quedó en nada en cuanto se pusieron en marcha los últimos seis partidos del día.
En éstos, Estados Unidos sacó el rodillo para ganar cinco puntos y sentenciar un evento en que, durante varios momentos de la jornada, Europa llevó la voz cantante. Así, Davis Love III se saca la espinita de lo vivido en Medinah hace cuatro años y lleva al combinado de las barras y estrellas a conseguir su segunda victoria en lo que va de siglo –después de la de Valhalla en 2008-. Y gran parte de culpa la tiene Patrick Reed.
Capitán América, como ya lo han bautizado al otro lado del charco, se ha echado completamente el equipo a la espalda, y con un balance de tres puntos y medio de los cinco disputados se ha convertido en el auténtico MVP del campeonato que se ha llevado a cabo en el Hazeltine National de Minnesota. De hecho, hoy ha tenido tiempo de vencer en el primer partido del día a Rory McIlory –número uno europeo- para dar un golpe sobre la mesa y empezar a forjar una victoria que durante varios momentos se les complicó a los norteamericanos.
Sobre todo cuando Henrik Stenson -3&2 frente a Jordan Spieth-, Thomas Pieters -3&2 ante JB Holmes- y Rafa Cabrera-Bello -3&2 ante Jimmy Walker- colocaban el marcador a solo un punto de distancia. Pero ya sabemos, por experiencias anteriores, cómo se las gasta el último día. Y quitando la meritoria victoria de Kaymer sobre Matt Kuchar -1 UP- y el empate in extremis de Sergio García contra Phil Mickelson –para enmarcar el duelo que han protagonizado ambos con 19 birdies en total y nueve bajo par para cada uno- el marcador se ha llenado de color rojo.
Rickie Fowler, Ryan Moore, Brandt Snedeker, Dustin Johnson, Brooks Koepka y Zach Johnson se deshicieron sin muchas dificultades de los ingleses Rose, Westwood, Sullivan, Wood, Willett y Fitzpatrick, respectivamente, y colocaron un 17 a 11 final que le sirve al conjunto de las barras y estrellas para cortar la racha triunfal europea y para que sea Le Golf National francés el escenario donde el viejo continente trate de recuperar la corona en solo un par de años.