Esperábamos impacientes el comienzo de este Open después de la ausencia producida el año pasado. Y lo cierto es que no decepcionó ni un ápice. Desde primera hora de la mañana los golpazos se fueron sucediendo sobre la hierba del Royal St. George’s Golf Club con un protagonista de excepción: Louis Oosthuizen. El sudafricano, que ya sabe lo que es ganar la Jarra de Clarete, dio buenas muestras de su tremenda calidad tirando de mucho acierto y, en algunas ocasiones, hasta de fantasía. Una combinación de factores que le permitieron ocupar el liderato al final de la jornada.