Después de toda una semana en el que el tema estrella fue la inclusión de los 18 jugadores del LIV en el field del BMW PGA Championship y la posterior suspensión como consecuencia del fallecimiento de Isabel II, lo mejor que le podía pasar al DP World Tour como circuito es haber tenido un final como el que se produjo este domingo en Wentworth. Tres de los pesos pesados de la gira del viejo continente frente a frente, alejados del ruido de los petrodólares y siendo fieles al circuito que los vio crecer en este deporte.
“Quería salir y ganar el torneo por mí mismo, pero también por toda esta gira y todos los chicos que se han mantenido leales a ella”, comentó Lowry nada más alzarse con el trofeo que le acreditaba como campeón del torneo. Y es que el irlandés se había posicionado desde comienzos de semana, junto a Rory McIlroy, como uno de los más críticos en relación con la participación de estos jugadores en el torneo -impidiendo con ello la presencia de otros jugadores que acumulaban más presencias este curso en el DPWT-.
Fue por ello que muchos consideraron el final como un triunfo poético. Y es que la emoción vivió su punto culminante cuando Jon Rahm firmó 29 golpes en la segunda parte del recorrido para situarse en el liderato de la prueba. Una actuación que le obligó a esperar durante más de dos horas para ver si alguien conseguía superarle en la tabla. De hecho, no fue hasta la última bandera cuando el irlandés logró dejarlo atrás.
“Me encanta este campo. Es uno de los que más me han hecho disfrutar en el pasado”, añadió Lowry, cuyo máximo triunfo aquí había sido un subcampeonato en 2014 -precisamente, detrás de Rory-. “Sin embargo, los malos golpes que he dado a lo largo de todos estos años se empezaron a colar en mi mente con el paso de los minutos. Es increíble cuánto te puede hacer sufrir este juego”, sentenció.
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— Shane Lowry (@ShaneLowryGolf) September 11, 2022