El golfista texano no ha dicho todavía su última palabra en el Valspar Championship, torneo en el que defiende el título logrado hace doce meses. El jugador nacido en Dallas ha vuelto a recuperar sensaciones tras la mala imagen dada en su primera vuelta –acabó los primeros 18 hoyos con cinco golpes por encima del par del campo-, y ha conseguido pasar el corte después de anotarse cinco birdies y dos bogeys durante la jornada del viernes.
Spieth (+2) suma así su primera gran jornada en los últimos tiempos y llega a los dos últimos días de evento con la moral con las nubes y a solo siete golpes de los actuales líderes del campeonato, sus compatriotas Will MacKenzie (-5) y Steve Stricker (-5).
Y sí, decimos “solo” por dos razones: una, porque ya sabemos de lo que es capaz de hacer el último ganador de la Chaqueta Verde en Augusta; y dos, porque ha pasado un día más sobre la hierba del Innisbrook Resort (Copperhead) de Florida y todos los que han morado en las últimas horas por la primera posición no han sido capaces de distanciarse lo más mínimo de sus perseguidores.
Así está la tabla en estos momentos, que hasta 32 jugadores se encuentran en apenas cinco golpes. Sin ir más lejos, tras McKenzie y Stricker se ha colado un triunvirato de estrellas al que no habrá que quitarle el ojo de encima en la ronda sabatina. Se trata del canadiense Graham DeLaet (-4) y los estadounidenses Daniel Berger (-4) y Bill Haas (-4), invitados de excepción en la retaguardia de una fiesta que no ha hecho más que empezar.
Un festejo al que, por cierto, no está convidado Keegan Bradley, el hasta ayer líder, que sorprendentemente ha firmado una de las peores tarjetas del día –ocho golpes por encima del par, doce impactos más que los realizados ayer-, y se marcha de Palm Harbor con un muy mal sabor de boca.