Lo cierto es que no es la primera vez que alguien lo comenta en los últimos tiempos -de hecho, miembros de la Armada como Pablo Larrazábal lo han dicho en más de una ocasión-, pero el hecho de que un peso pesado del Golf mundial haya elevado tanto la voz da para que muchos reflexionen acerca de los tintes que están tomando los torneos del European Tour en las últimas temporadas. Y es que Europa, que parecía un refugio de los resultados bajos que se daban semana a semana en el PGA Tour, se ha convertido en una especie de batalla sin cuartel por ver quién tiene capacidad de hacer más birdies.
“Sinceramente, estoy muy harto de jugar en el European Tour, entregar un quince bajo par y acabar en el Top 30”, comentó un indignado McIlroy al término de la ronda del domingo sobre la hierba del Old Course de St. Andrews. “No creo que los campos estén configurados lo suficientemente duros como para albergar torneos de este nivel. No se penalizan los malos golpes. Es difícil cuando vuelves después de mucho tiempo y te pasa esto. Y no es la primera vez. Ya en el Scottish Open disparé un -13 y acabé en la 34ª posición. Creo que, si el European Tour quiere vender un producto realmente bueno, tanto los campos como sus configuraciones deben ser más difíciles”, sentenció el norirlandés.
Unas palabras que cayeron como un jarro de agua fría entre las altas esferas del mejor circuito del viejo continente -sobre todo viniendo de uno de sus buques insignia y actual ganador de la FedEx Cup-. Declaraciones a las que añadió más picante si cabe después de confirmar que, al igual que ha ocurrido en este 2019, su calendario de 2020 estará enfocado a competir en el PGA. “He ganado grandes eventos allí. Todas las semanas hago un gran Golf y consigo buenas puntuaciones. Además, ya no quiero viajar tanto. Lo he hecho durante los últimos doce años y no me apetece cruzar zonas horarias y tener que aclimatarme cada dos por tres”, argumentó el de Holywood.
De hecho, tanto han resonado en los medios estas frases que ha tenido que salir al paso y, utilizando su perfil de Instagram, este lunes ha intentado calmar un poco las aguas. “Sé que no fue el mejor lugar para comentarlo al tratarse de un evento Pro-Am y estar los campos en condiciones diferentes, pero en el fondo mantengo lo que dije. A fin de cuentas, una mayor dificultad en los campos producirá mejores y más completos jugadores para que puedan ayudarnos a crecer y con los que sumar éxitos futuros en la Ryder Cup”, finalizó.