Lejos queda la crispación en el Golf mundial de hace algo más de un año. Por aquel entonces, el PGA Tour y la LIV Golf League pugnaban por hacerse con el control de la atención mediática al mismo tiempo que se abría una brecha que ha acabado en los tribunales y con los mejores jugadores del planeta repartidos alrededor del mundo. Una etapa convulsa en la que un grupo de jugadores quiso dar un paso al frente para defender sus intereses.
En este grupo se encontraba Rory McIlroy que, además de defender a capa y espada al circuito americano cada vez que comparecía ante los medios, decidió formar parte de la junta directiva de jugadores para tratar de amainar el temporal que llegaba desde Arabia Saudí. Y sí, hablamos en pasado porque hace escasas horas se ha conocido que el actual número dos del planeta ha renunciado a seguir formando parte del cargo.
Una circunstancia propiciada por el por el nuevo proyecto de la TGL en el que se ha embarcado junto a Tiger Woods y por el agotamiento de todos estos meses. “No estoy disfrutando mucho del mandato”, se le ha escuchado afirmar alguna vez al europeo cuando era preguntado por el puesto. “No es para lo que me inscribí, pero estoy contribuyendo al cambio que está experimentando el Golf en los últimos tiempos”, añadía.
Una salida que fue confirmada por el propio Joe Monahan a través de un memorando enviado a los jugadores: “Dado el extraordinario tiempo y esfuerzo que ha dedicado tanto Rory como el resto de junta directiva en estos últimos tiempos de transformación sin precedentes, entendemos y respetamos su decisión”, admitió el director ejecutivo. De esta manera, los restantes miembros de la junta directiva de jugadores –Tiger, Webb Simpson, Charley Hoffman, Patrick Cantlay y Peter Malnati– tendrán que seleccionar un reemplazo para el tiempo que resta de mandato.
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