Ser el número uno conlleva algunas obligaciones, como la cena a la que asistió Rory McIlroy en la Casa Blanca, invitado por Barak Obama, el presidente de los Estados Unidos, que ejerció como anfitrión ante la visita oficial del primer ministro británico David Cameron.
McIlroy optó por pedir consejo ante la importante invitación. Obama, al margen de sus obligaciones como presidente de la primera potencia del mundo, es un gran aficionado al golf y jugador. Así que el norirlandés visitó el taller del modisto Alexander Nash, uno de los más famosos y ‘chick’ de Nueva York.
Después, el mejor jugador de golf del planeta, de 22 años, voló a Washington para no faltar a la cita, en donde fue uno de los invitados más sobresalientes de la velada, y probablemente uno de los más jóvenes.
Rory McIlroy prepara su concurso en el Masters de Augusta (5 al 8 de abril) y por ello no abandonará los Estados Unidos hasta el final del primer torneo de ‘Grand Slam’ del año.