Muchos se preguntarán dónde se ha escondido en las últimas semanas el extraordinario jugador de San Diego, que lleva sin participar en un torneo desde el comienzo del curso en el Safeway Open, donde logró un meritorio T8. Y sí, hablamos de meritorio porque el estadounidense participó lesionado en el campeonato y tuvo que someterse a una operación poco tiempo después para eliminar sus dolencias. Ni más ni menos que una hernia es de lo que se está recuperando Phil Mickelson y lo que le está impidiendo ser parte activa de la gira norteamericana en este inicio de curso.
“No era un botón, pero se le parecía mucho”, bromeaba el deportista hace unos días con el periodista Tim Rosaforte, que fue el primero en dar la noticia sobre su lesión. “Tenía una hernia del tamaño de una nuez detrás del ombligo. No era grave. De hecho, no me causó ninguna complicación cuando jugué en California, pero sí que es verdad que era muy molesta. Me obligaba a estar pendiente en cada momento para evitar que se moviera en exceso”, explicó Lefty. “Por suerte, tras la intervención ya se ha solucionado todo y estoy listo para empezar de nuevo con mi programa de entrenamiento”, sentenció.
A sus 46 años, Mickelson está viviendo una segunda juventud en cuanto a resultados. De hecho, la temporada pasada fue uno de sus mejores años de los últimos tiempos, incluyendo hasta seis Top 5 –el subcampeonato en The Open entre ellos- y su implicación en el triunfo de la Ryder Cup después de un partido memorable ante Sergio García en el que logró hasta diez birdies. Es por esto que no quiere bajar el nivel y no volverá a los campos hasta que se encuentre cien por cien recuperado.
Así pues, se comienza a especular la semana del 16 de enero como la elegida por Mickelson para su retorno, coincidiendo con la disputa del CareerBuilder Challenge, evento en el que el propio Lefty reemplazó hace unos meses a Bill Clinton como embajador.