Dice el saber popular que nunca hay que escupir para arriba, pues se corre el riesgo de que, tarde o temprano, caiga en la cabeza. Una frase manida, pero no por ello menos cierta, que hace unas horas ha recobrado fuerza de la mano de Phil Mickelson, envuelto en los últimos años en una enorme lucha por tratar de seguir clasificándose para los grandes torneos alrededor del mundo. Con medio siglo de vida y viviendo este curso sus primeras experiencias en el circuito sénior, no sería raro que Lefty no consiguiera hacerse por méritos propios con la clasificación para algún Major.
Después de todo, el genial jugador de San Diego ocupa en estos momentos el puesto número 113 del mundo y tendríamos que remontarnos hasta el WGC-FedEx St. Jude Invitational del pasado mes de agosto para encontrarnos su último Top 10 en el PGA Tour. Algo hasta cierto punto normal y que no tendría nada de malo, pues hasta los mejores jugadores de la historia han tenido que aprovecharse de las invitaciones para seguir compitiendo junto a los mejores -y ahí tenemos los ejemplos de la USGA con Ben Hogan, Jack Nicklaus, Arnold Palmer o, más recientemente, Ernie Els-. Un quid pro quo de manual: los aficionados quieren verlos y al jugador le interesa estar ahí.
De hecho, todo seguiría por los cauces normales si no llega a ser porque en febrero del año pasado Mickelson ya rechazó la posibilidad de acudir al US Open si no se lo ganaba en el campo: “No aceptaré una exención especial”, comentó unos meses antes de que los criterios de la USGA se modificaran como consecuencia de la pandemia y fuera incluido en el field. “Si voy es porque me merezco estar ahí por mis méritos. No quiero que me den un lugar por mera simpatía. Si no lo consigo a través del ranking, deberé hacer a través de los clasificatorios. Si fracaso es que no debería estar en Winged Foot”, añadió en aquel momento.
Pero los meses van pasando y con sólo tres torneos en el horizonte –Wells Fargo, PGA Championship y Memorial– cada vez parece menos probable que alcance el Top 60 del ranking global antes del 24 de mayo o del 7 de junio. Es por esto que se inscribió para formar parte del clasificatorio sólo un día después del Memorial. Eso sí, ya no se muestra tan reacio a aceptar una invitación para formar parte del US Open en Torrey Pines y así lo hizo ver el pasado jueves durante su participación en el Valspar: “No sé todavía lo que voy a hacer”, se limitó a decir. ¿Quizá esté siendo preso de sus propias palabras?
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