Los golfistas profesionales están acostumbrados a parar su swing en el tee de salida debido a las continuas distracciones que son objeto. Desde algún fan que grita en el momento previo al golpear la bola, a causa de algún fotógrafo al que se le dispara la cámara, o simplemente porque en ese momento sopla el viento más de la cuenta. Pero lo que no habíamos visto anteriormente es que una ardilla se pusiera enfrente del jugador como le sucedió a McIlroy, le mirara y volviera segundos más tarde. Un momento divertido que sacó la sonrisa del norirlandés y todos los presentes.