Jon Rahm (66 golpes, -7) era consciente de que necesitaba algo especial si quería provocar un terremoto en la última jornada del US PGA Championship. Partiendo desde el Top 21, el español debía provocar muchas situaciones de birdie con las que acercarse a la parte alta al mismo tiempo que los deportistas que ocupaban los primeros lugares de la clasificación fallaran para reducir la diferencia. Sin embargo, y a pesar de que las chances de restarle golpes al campo siempre estuvieron ahí, en los nueve primeros hoyos se le escapó alguna que otra -qué nos hubiera deparado el torneo con otro inicio-.
El León de Barrika selló la primera parte del recorrido con un birdie y un bogey insuficientes que daban por concluida su búsqueda del podio. Sin embargo, todo cambió en los segundos nueve hoyos. Aquí, el español se puso el cuchillo entre los dientes para vivir un final apoteósico que, además de dejarlo a las puertas de los diez primeros lugares de la clasificación, le dan la oportunidad de volver a ocupar la primera posición del ranking mundial. Jon aprovechó a la perfección las cuatro banderas en las que Harding Park le dejó la puerta abierta para colarse como cuchillo en mantequilla con cuatro birdies sin errores con los que situar el -7 en su marcador y subir al T13.
La única pena es que se quedara sin opciones desde tan temprano, porque quién sabe qué hubiese podido conseguir en el caso de haber logrado otro resultado en los primeros compases de su ronda. Sea como fuere, el 66 final es su mejor tarjeta de la semana y le permitió contemplar desde una posición de privilegio un final de torneo magnánimo en el que Collin Morikawa (64 golpes, -13) jugó un papel primordial para alargar la tiranía de los jugadores estadounidenses en este evento.
Y es que el jugador angelino, de sólo 23 años, se apuntó una de las ediciones más emocionantes que se recuerdan del tradicionalmente conocido como último Major de la temporada -aunque desde el pasado curso, en condiciones normales, se juega en segundo lugar-. Morikawa, que apenas lleva un año como profesional -se pasó con los “mayores” en junio del 2019– ha logrado algo que seguramente todavía no es capaz de digerir. En 28 torneos acumula dos triunfos en torneos regulares del PGA Tour y un Major, lo que en un par de semanas le dará la oportunidad de luchar por escalar por vez primera hacia el número 1.
Lo hizo, además, sin vacilar, de una manera hasta casi natural y siendo consciente en todo momento del escenario en el que se encontraba. Birdies en el 3 y en el 4 para colocarse a rebufo de los dobles dígitos y, en los últimos nueve hoyos, una auténtica explosión con dos aciertos más en el 10 y en el 14 culminada con el espectacular eagle del 16 tras un disparo desde el tee que dejó la bola a poco más de dos metros del agujero. Tras él, Paul Casey (66 golpes, -11) y Dustin Johnson (68 golpes, -11) completaron el podio mientras que Brooks Koepka (74 golpes, -3), que buscaba el triplete, vivió un día plagado de errores que lo dejó sin opciones en los primeros compases de esta primera gran prueba del año.
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