Hay una cosa que no suele cambiar a pesar de los muchos años que se lleva celebrando el Sony Open en los primeros compases de año: las complicaciones que le crea a los jugadores el Waialae hawaiano. Y en este inicio de 2020 no iba a ser una excepción. Sólo 30 de los 144 jugadores que salieron al campo este jueves lograron entregar una cartulina con números en negativo, lo que habla muy bien de las enormes exigencias que plantea para los deportistas el complejo de esta paradisíaca isla, que acostumbra a ser de todo menos un paseo.
De hecho, el jovencísimo Collin Morikawa (65 golpes, -5), que fue el mejor después de entregar una cartulina con cinco golpes por debajo del par tras una serie de cinco birdies sin errores, completó el recorrido con tan sólo el 50 por ciento de calles cogidas. Un dato que habla muy bien del intrincado diseño del campo que nos deparará alguna que otra sorpresa de cara a lo largo del evento. Aunque hablemos de la exhibición que ha dado el norteamericano en estos primeros compases de evento.
Morikawa, que comenzó su recorrido por el 10, convirtió un tempranero birdie en el par 3 del hoyo 11 al que le añadió en el 18 un nuevo acierto para hacer que su nombre apareciera en a parte alta ya desde los primeros instantes. Aunque lo mejor vino al final. Tres aciertos más en el 4, el 5 y el 9 terminaron por decantar la balanza y en estos momentos aventaja en dos impactos al cuarteto que le pisa los talones, del que no debe fiarse lo más mínimo a sabiendas de que el más mínimo error en Waialae termina siendo una losa muy grande de la que deshacerse.