Tras muchas semanas, numerosas disputas –la última la pudimos ver el pasado mes de diciembre con el letrero simbólico en aquel parque escocés– y con la amenaza por parte de la Royal and Ancient de no volver a disputar ni un solo Open en el complejo, Muirfield ha reconsiderado la postura tomada hace casi ocho meses y volverá a establecer una votación entre sus miembros para ver si se consigue hacer frente al sinsentido y las mujeres pueden por fin participar en la vida del histórico club británico. La presión popular y, sobre todo, el hecho de poder quedarse fuera del pastel del tercer Major de la temporada han brillado como un factor determinante para que se tomara esta decisión.
Aunque eso sí, todo se llevará a cabo de una forma más “democrática” que la vez anterior. Lo entrecomillamos no porque se viviera un pucherazo, una pantomima o cualquier tipo de triquiñuela para amañar votos, sino porque según los estatutos del Club era necesario que dos tercios de los miembros dieran el sí para que se procediera al cambio, algo que no ocurrió por 14 votos.
Se estaba pues en una tesitura rara en la que, pese a que la mayoría abogaba por el cambio, éste no podía realizarse por carecer del cupo exigido… Hasta ahora. Según ha confirmado Henry Fairweather, capitán de la Honorable Compañía de Golfistas de Edimburgo, en los próximos meses se llevará a cabo una votación clara y concisa con la que la mayoría tendrá la oportunidad de expresarse.
“Una mayoría sustancial de nuestros miembros votó por el cambio y muchos han manifestado su descontento con el resultado final y los acontecimientos posteriores”, afirmó el británico a través de un comunicado. “Es por esto que desde el comité del club creemos que es necesaria una votación clara y decidida a favor de admitir a las mujeres con el fin de que podamos comenzar la tarea de restaurar la reputación perdida por el anterior resultado”, sentenció. Aunque no se ha hablado de fechas, el plebiscito podría darse en las próximas semanas con el fin de dar a conocer los resultados antes de finales de marzo. Un poco tarde, pero… ¡bienvenido sea!
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