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El norteamericano tuvo muchos motivos por los que sonreír esta semana en Virginia. Foto: @PGATour
Casi 7 años han tenido que pasar para que Kevin Na (64 golpes, -19) firme su segunda victoria en la mejor gira del planeta. Un triunfo que le llegó a obsesionar en multitud de ocasiones y por el que este domingo luce una gran sonrisa de oreja a oreja. No es para menos. Y es que cuando ves que tienes el nivel, que te quedas cerca en muchas ocasiones y que, sin embargo, semana tras semana te vas despidiendo sin la corona de laurel da para lamentarse -y mucho, además-.
Esta vez cambió la película sobre la hierba del Old White TPC a pesar de la enorme igualdad a la que se llegaba tras los primeros 54 hoyos. Todo porque a Na se le puso por montera que el Greenbrier se tenía que ir a su vitrina de trofeos sin ningún género de dudas. Y así fue desde el principio. El jugador de ascendencia asiática sentenció prácticamente el campeonato antes de hacer el cruce con cinco birdies sin errores que se acrecentaron con el nuevo acierto del 10.
En esos momentos nadie dudaba de que se iba a hacer con el triunfo, máxime cuando Kelly Kraft (70 golpes, -14) y Harold Varner III (72 golpes, -12), sus más inmediatos perseguidores, no atinaban a ponerle en apuros. Y así fueron pasando las banderas, con Na contemporizando y haciendo un juego fácil sin asumir demasiados riesgos y con sus rivales tratando sin éxito de darle caza.
Así pues, el estadounidense se lleva su primera victoria en la gira desde el Shriners Hospitals for Children Open de 2011 y pone de manifiesto su dominio de los greenes del complejo de Virginia Occidental -no en vano en esta última manga ha ganado una media de 3,60 golpes en las inmediaciones de bandera-.
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