Muchos recordarán a aquel chaval imberbe que con apenas 22 años desafió los cimientos del European Tour cuando en 2009, y siendo todavía amateur, se hizo con la victoria en el Irish Open en un emocionante PlayOff ante Robert Rock que se resolvió en el tercer hoyo de desempate -de hecho, esa fue la última ocasión que un amateur venció en la gira del viejo continente-. Ya por aquel entonces los medios del mundo entero hablaban sobre este jugador que provenía de la República de Irlanda, un pequeño pero maravilloso país que respira Golf por sus cuatro costados.
Aunque no fue hasta el año 2015 cuando Lowry fue portada del mundo entero tras su, hasta la fecha, gran triunfo de su carrera. Fue en el WGC-Bridgestone Invitational, cuando el deportista europeo se salió con la suya para aventajar en dos golpes al estadounidense Bubba Watson y colocar su nombre entre aquellos que pueden presumir de haber conseguido vencer en un Campeonato del Mundo. Una proeza que le permitió conseguir la tarjeta del PGA Tour y jugar junto a los mejores un par de temporadas, hasta que la falta de triunfos le impidió renovar los derechos de juego.
Pero todo ha cambiado esta semana. Lowry se ha proclamado campeón golfista del año después de mantener a raya a sus rivales en la jornada dominical. Con un juego muy acertado y una sonrisa de oreja a oreja de lunes a jueves, el irlandés ya es historia de este deporte y, como ya ocurriera en la edición de 2018 con Francesco Molinari, ha conseguido que la bandera europea irrumpa entre las americanas que han vencido en los otros Majors del curso.