Después de la infinidad de comentarios y de muchos piques entre los miembros del PGA Tour y la LIV Golf League, el morbo estaba servido en la tradicional Cena de Campeones previa al comienzo del Masters de Augusta. Sin embargo, y pese a lo que algunos podrían desear, las diferencias de puntos de vista quedaron a un lado cuando se sentaron a la mesa a degustar el menú que había propuesto Scottie Scheffler, último ganador de la Chaqueta Verde.
“Solo fuimos 33 antiguos campeones reunidos en una habitación tratando de llevarse bien”, confesó Fuzzy Zoeller, campeón de la edición celebrada en 1979. “Nadie dijo ninguna palabra al respecto sobre cualquiera de las dos giras”, confesó el norteamericano. Unas palabras que ratificó Tommy Aaron: “Todo el mundo hablaba, pero nadie mencionó al LIV”. Tampoco lo hizo el presidente del Augusta National, Fred Ridley, quien agradeció a los allí presentes la invitación a la cena y aprovechó para enumerar las modificaciones que tendría el recorrido este año, centrándose específicamente en ese túnel que será la salida del hoyo 13.
Una cena distendida en la que las anécdotas tomaron protagonismo en boca de Crenshaw y del propio Aaron, que recrearon escenas que los grandes aficionados a este torneo tienen grabadas en la retina. En cuanto a la comida, este último lo tuvo muy claro: “El chuletón estaba espectacular, pero la sopa estaba picante como un demonio”. Todo ello antes de dejar el único pero de una noche más para el recuerdo de este gran torneo: “Me sorprendió ver tan callado a Mickelson. No hubo nadie más que se sentara solo y no intercambiara unas palabras con los demás. Le deseé suerte para la semana, pero no tenía muchas ganas de hablar”, sentenció.
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