A lo largo de las últimas semanas nos hemos encontrado detractores y defensores con respecto al tema, cada uno defendiendo su punto de vista. Por un lado, nos encontramos aquellos que opinan que limitar el avance de la tecnología es un burdo error; por otro, los que opinan que hay que atajar cuanto antes la situación para que no se llegue a un punto de no retorno. Y en este último grupo de personas es donde podemos encasillar a Nick Price, quien en una reciente entrevista concedida a Golfweek fue muy tajante sobre el tema.
“El equipamiento está provocando que los excelentes campos que tenemos alrededor del mundo sean redundantes. Si le preguntas a cualquier jugador te dirá que los veteranos siempre nos estamos quejando y comparando las cosas con lo que había antaño. Comentaran que es normal que alcancen esas distancias, porque ahora trabajan mucho más duro en el gimnasio. Mira, te puedo decir cinco tipos que están más gordos que yo y aún así pegan 340 yardas con el driver”, señaló el natural de Durban.
“Así que ese no es el problema. La mayoría de jugadores a día de hoy trabajan el aspecto físico, lo cual es genial. Sin embargo, lo que hay que tener en cuenta es que ahora el punto óptimo del driver es del tamaño de un melocotón. En mi época era del tamaño de un guisante. No estoy diciendo que tengamos que volver a eso, pero los pobres campos tienen pares 5 de 620 yardas y se están alcanzando con un hierro 4. Algo se tiene que hacer con eso”, añadió.
“Se comentó que cuando se disputara un campeonato amparado por la USGA se iba a tener que jugar con unas bolas y palos específicos, pero se acabó descartando”, sentenció el tres veces ganador de Majors, que admitió que su solución pasaba por la bifurcación de normas de la que se había hablado en un inicio.
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